"El Principito" cumplió 70 años...

La historia del príncipe dueño de una rosa y tres volcanes fue traducida a más de 110 idiomas y hay hasta quien colecciona sus diferentes ediciones
Se trata de uno de los libros más vendidos y su pequeño protagonista es conocido en el mundo entero. En 6 de abril de 1943, se publicó por primera vez El Principito, en Nueva York, donde vivía entonces su autor, el escritor y piloto de guerra francés Antoine Saint-Exupéry (1900-1944).







 Saint-Ex, como lo llamaban sus amigos, murió un año después de la publicación, a los 44 años. Siete décadas después, el libro de apenas 100 páginas es una de las obras no religiosas más vendidas de todos los tiempos.




 Su aniversario se celebraró con ediciones especiales en Estados Unidos, donde vio la luz por primera vez en la editorial Reynal & Hitchcock de Nueva York, en la Francia natal del autor –nacido en Lyon en 1900– o en Montréal, donde Saint-Exupéry solía reunirse con su editor, Bernard Valiquette.
 Convertido en libro de culto, El Principito es capaz de entusiasmar a todo tipo de lectores. Pensado como un texto infantil, grandes y pequeños de distitas culturas, entornos y religiones lo leen desde hace décadas.
El éxito de la historia radica en su universalidad. Con una lengua atemporal, enseña a los adultos a ver el mundo con los ojos de un niño y a los pequeños a entender en mundo de los mayores. Además, es crítico con la falta de valores de la sociedad moderna y dibuja un entorno ideal en el que los hombres ven y actúan con el corazón.
 En su viaje, el rubio príncipe se encuentra con un comerciante que vende pastillas contra la sed con el reclamo de ahorrar 53 minutos a la semana al renunciar a beber. Y las preguntas que le plantea siguen siendo actuales a día de hoy.
 El Principito es un alegato en favor de una mayor humanidad y sensibilidad. Su autor, que había visto en varias ocasiones el rostro de la muerte, era un humanista. Y la idea para el famoso libro la habría tenido precisamente en una de esas experiencias extremas.
 Saint-Exupéry tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en el desierto del Sahara en 1935, y tuvo que esperar varios días hasta que fue rescatado por un beduino. Se sintió "más alejado que un náufrago dentro de una balsa en medio del océano", como relata en el libro, hasta que de repente escuchó una vocecilla que le pedía: "¡Por favor... dibújame un cordero!".





En los años 20 y 30, Saint-Exupéry ya se había dado a conocer por libros como Correo del Sur, Vuelo nocturno o Tierra de hombres. De hecho, a principios de los 40, en lugar del famoso cuento muchos esperaban una declaración de principios del escritor respecto a la guerra.
A muchos les decepcionó la obra de Saint-Exupéry, pero lo cierto es que cuando relató el viaje del Principito, el autor sufría desde Nueva York por la situación política de Europa... y soñaba con un mundo mejor.

Fuente: Infobae

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