El antipoeta Nicanor Parra y la escritora Isabel Allende se
cuentan entre sus ciudadanos ilustres.
La República Glaciar tiene 23.000 kilómetros cuadrados,
situados en los Andes, y todo el que quiera puede hacerse ciudadano de esta
nación creada por Greenpeace para exigir a Chile la protección de sus
glaciares.
La escritora Isabel Allende acaba de sumarse a su población,
de la que el primer ciudadano ilustre fue el antipoeta Nicanor Parra.
Isabel Allende es de las más recientes, pero no la única que
posee pasaporte de la República Glaciar; ella forma parte de los 100.000
ciudadanos que la república tiene ya, un país nada convencional que no cierra
sus puertas a nadie con el objetivo de velar por los glaciares de Chile, que,
según Greenpeace, están desprotegidos y corren serio peligro.
Autoproclamada como república “soberana y pacífica”, no es
muy grande, (aproximadamente como Belice o Yibuti) de hielos milenarios que nacen
con vocación de desaparecer cuando el Estado chileno reconozca los glaciares
como un bien público y se comprometa con su protección a través de una ley.
“Cuando eso ocurra, la República Glaciar y sus ciudadanos
devolverán los glaciares al Estado de Chile”, asegura el director de Greenpeace
en ese país, Matías Asun.
Pero mientras llega ese día, la población de esta nación no
para de crecer y en algo más de un mes ya son 100.000 personas las que pueden
mostrar un pasaporte de la República Glaciar.
Un lugar surgido en pleno territorio chileno debido a un
vacío legal, que ha llevado a Greenpeace a izar en los glaciares la bandera de
ese nuevo país.
Su nacimiento no se conoció en Twitter ni en Facebook, al
menos en primera instancia, sino que se supo por un anuncio publicado en The
New York Times. “Los glaciares no son del Estado ni de los chilenos; los
glaciares no son de nadie”, podía leerse el pasado marzo en la publicación.
La fundación simbólica de la nueva república se realizó en el glaciar Olivares, a 5.000 metros de altura y en la
cordillera cercana a Santiago de Chile, donde clavaron la bandera azul y blanca
con la silueta de un glaciar, que le identifica, y montaron tiendas de campaña.
Greenpeace asegura que en Chile “no existe legislación
alguna que afirme la soberanía sobre los glaciares. Se encuentran en un vacío
legal que los priva de protección”, explicó Asun. Ese limbo legal permitió
fundar la República Glaciar, basándose en la Convención de Montevideo de 1933.
Con esta acción, se pretende que Chile apruebe una ley que
garantice la protección de los glaciares, una de cuyas amenazas son, según
asegura, las actividades de la minería, y que permita cuidar esas reservas de
agua estratégicas para el país y sus futuras generaciones.
LA REPÚBLICA CRECE
Y una forma de lograrlo es tener a miles de ciudadanos que
exijan, desde la República Glaciar, que esos hielos milenarios sean protegidos
y declarados bien público.
Por ello, el anuncio en The New York Times informaba su
fundación como país “pacífico, noble y abierto” que estaba reclutando
ciudadanos.
Fuente: Extracto Efe
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