Los glaciares y el Campo de Hielo Continental Patagónico




En el pico máximo del ultimo periodo glaciario hace unos 18000 años el hielo y los glaciares cubrieron alrededor de un tercio de la superficie terrestre provocando numerosos cambios en la geografía mundial, en las tierras emergentes, en el nivel de los mares y luego en su proceso de retroceso cambios en las costas y la forma del paisaje dando origen a lagos, amplios valles luego habitados por el hombre y a enormes largos.
Los glaciares que hoy en día podemos apreciar en algunos lugares del mundo próximos al polo norte o al polo sur o bien en la altura de las montañas son apenas una pequeña muestra de lo que los glaciares fueron largo tiempo atrás. En este caso nos referimos al campo de hielo Patagónico técnicamente denominado con el termino indlansis que significa hielo entre montañas. Este campo de hielo es el origen y fuente de alimentación de numerosos glaciares (algunos de enorme tamaño) que fluyen hacia los fiordos del océano pacifico al oeste o a los lagos Patagónicos Argentinos al este.
El Campo de Hielo Patagónico es la tercer masa de hielo del planeta en superficie luego de la Antártida y Groenlandia que ocupa buena parte de la punta meridional de América Latina y que se extiende al oeste de la Cordillera de los andes Austral y, en consecuencia, se encuentra prácticamente casi todo en territorio chileno.
La inmensa extensión helada tiene una longitud de cerca de 400 kilómetros y una anchura que varía entre 50 y 80 kilómetros.
Su comienzo se ubica oficialmente a 48° 15' de latitud, cerca del fiordo Calen del Canal Becker al norte, en tanto que el término meridional se ha fijado a los 51° 40' de latitud, empalmando con el comienzo de una cadena casi inexplorada de montañas que forma la península Sarmiento y, por lo tanto, aún más al sur del fiordo Última Esperanza del Canal Unión.
Tal extensión helada está en realidad compuesta por dos grandes masas separadas entre sí por un profundo brazo de mar. Al norte, más pequeño, pero con cumbres muy importantes, se halla el Hielo Patagónico Norte ( 4200 Km. cuadrados aprox.), dominado por el macizo del Monte San Valentín, la más alta cima de la Patagonia, con sus 4.058 metros (esta cota es, para algunos estudiosos, excesiva respecto de una altura más modesta, de 3.976 metros, medida por el explorador Otto Nordenskjold en 1921 y reiterada por Louis Llilboutry en 1956, lo cual, no obstante, no invalida su primacía como cumbre mayor de la cordillera austral).
Las formaciones del Hielo Continental Norte van degradando hacia el sur hasta casi llegar a los bordes del Canal Becker, complejo y grandioso brazo de mar de la orilla del Pacífico, que se insinúa por muchos kilómetros en estas landas desoladas con un laberinto de fiordos a menudo engañadores. Justo sobre la orilla septentrional de uno de éstos, el fiordo Calen, surge la última avanzada humana organizada: la pequeña colonia de Caleta Tortel, con sus quinientos habitantes, sus casas de madera y sus larguísimas pasarelas que las unen por sobre el mar. Una buena lancha, en condiciones óptimas de mar, emplea siete horas de navegación para alcanzar la orilla opuesta del fiordo Calen y, allí, el comienzo del Hielo Patagónico Sur ( 13.000 Km. Cuadrados aprox. ), que está constituido por el grandioso glaciar Jorge Montt. Alrededor de 40 kilómetros más al sur, encima del Jorge Montt, se inicia la vasta sucesión de mesetas heladas que se prolongan por toda la longitud del Hielo Continental, desbordando al este y al oeste con larguísimas y complejas lenguas de hielo que descargan respectivamente hacia los grandes lagos de la vertiente Argentina y hacia los estrechos fiordos de la costa que mira hacia el Pacífico.
El total de la superficie cubierta por los hielos ha sido estimado en cerca de 20.000Km. cuadrados, subdivididos en el área central propiamente dicha, la de las mesetas, que equivale a 14.000 Km. cuadrados, y el área periférica, constituida por las lenguas laterales y por los territorios circundantes cubiertos en gran parte por florestas y montañas. La cota media de altura del casquete interno es de unos 1.500 a 1.700 metros con profundidades de hielo de hasta mil metros.
Si bien las coordenadas del campo de hielo se corresponden con ciudades como Basilea (alrededor de 48°) y Berlín (alrededor de 52°) en el hemisferio norte, el clima es decididamente diverso. La razón de la existencia de esta enorme superficie de hielo en el hemisferio sur a la misma latitud y escasa altura de grandes ciudades del hemisferio norte se debe decididamente a los Vientos occidentales fuertísimos que se desencadenan casi cotidianamente y durante buena parte del año con velocidades a menudo superiores a los 150 Km. por hora. A los vientos se agregan violentísimas perturbaciones grávidas de la humedad recogida en el Pacífico, que se descarga en forma de nieve gracias al primer obstáculo que se presenta, es decir, la Cordillera de los andes que se presenta como una gran barreara en el camino del viento hacia el este provocando precipitaciones de unos 5000 mm anuales sobre el campo de hielo y hasta 8000 mm sobre los fiordos chilenos haciendo esta una de las regiones mas húmedas del mundo. Esta situación, con el mal tiempo que puede durar un mes o más, es la que hace de las montañas patagónicas una de las pruebas más severas para los montañistas, a pesar de la altura de las cimas, que es aparentemente modesta. Pero el desafío ambiental alcanza su mayor grado justamente sobre el Hielo Continental, donde surgen incontenibles las perturbaciones, donde la niebla transforma en potenciales trampas a los grandes altiplanos helados que lo componen y donde porciones de territorio aún inexploradas aumentan las incógnitas de la travesía.
Esta descripción nos sirve como introducción a una de las áreas menos conocidas de la tierra, todavía hoy meta de exploradores y soñadores en busca de nuevas y fuertes sensaciones y de un contacto real y directo con la naturaleza salvaje.